«¡Mis niños son tan diferentes!», es una verdad para todos los padres. Sabemos que cada persona es única, y que cada niño es único, aún así queremos tratarlos a todos por igual, sin realmente entender el porqué lo que funciona para uno no funciona para el otro. Lo que uno necesita puede que el otro no, lo que a uno le emociona puede que al otro no.
Los niños vienen sin manual de instrucciones y a veces son tan diferentes a nosotros mismos que no logramos entender su manera de ser, lo cual hace que nos frustremos, no les tengamos la paciencia necesaria, critiquemos sus acciones, incluso hay padres que intentan «cambiar» y presionan a sus hijos a ser diferentes.
Irónicamente, aunque los amamos, a veces tratamos a los niños de manera tan desconsiderada y cruel, maneras en la que nunca trataríamos a otro adulto y con seguridad nunca toleraríamos para nosotros mismos.
Si tan solo pudiésemos entenderlos, entrar a sus cabezas para entender sus impulsos y el porqué de sus acciones. Imagina a un niño que crece con la seguridad de que la forma en que ve el mundo, se relaciona con otros, sus gustos, la manera en que toma decisiones, utiliza su tiempo, organiza sus cosas, expresa sus sentimientos- todo está bien, es normal, y aceptado.
Imagina a un niño que se siente amado, capaz y digno por ser exactamente quien es.
Como padres necesitamos conscientemente aceptar y amar a nuestros hijos por ser exactamente quienes son. Ya que entendamos quienes son, podemos empezar a cambiar nuestra forma de tratarlos para que sea más positiva y receptiva a su singularidad.
LAS CUATRO DIMENSIONES
El tipo de personalidad es un poderoso método para identificar y entender la verdadera naturaleza de la persona. Basado en el trabajo de Carl Jung y el equipo madre-hija Katharine Briggs e Isabel Briggs Myers, ahora se pueden identificar 16 tipos de personalidad. Los niños nacen con un tipo y permanecen así toda su vida.
Nuestro tipo de personalidad afecta todos los aspectos de nuestra vida:
El tipo y la cantidad de interacción con otras personas (Extroversión, Introversión);
El tipo de información que notamos y recordamos (Sensación, Intuición);
La manera en que tomamos decisiones (Pensamiento, Sentimiento);
Que tipo y cuanta estructura preferimos para organizar el mundo alrededor (Juzgadora, Perceptiva)
Como cada persona tiene una preferencia en cada una, hay 16 posibles combinaciones. Cada tipo de personalidad se reconoce con un código de cuatro letras que marcan las preferencias de la persona en cada dimensión.
EXTROVERTIDO (E), INTROVERTIDO (I)
La primera dimensión describe hacia donde se dirige tu energía -hacia dentro, a tus pensamientos e impresiones, o hacia afuera, a otras personas o cosas.
Los extrovertidos generalmente toman su energía de estar rodeado de gente, los introvertidos toman su energía al estar lejos de la gente y meterse a sus pensamientos.
Los niños extrovertidos tienden a sobreexcitarse y necesitan hablar con otras personas. Aprenden mejor al interactuar con el mundo de una manera muy física y verbal. Frecuentemente interrumpen a otros y no les gusta jugar solos por mucho tiempo. Necesitan y requieren compañía. Tienden a hacer primero y pensar después. Piensan en voz alta, les gusta la variedad y la acción, son más expresivos y entusiastas.
Los niños introvertidos aprenden al adquirir la información y dejarla reposar hasta que se forma su impresión, sus pensamientos o ideas. Necesitan más tiempo para reflexionar antes de hablar o actuar, y solo lo hacen con las personas que son de absoluta confianza. Son más selectivos en todo, les gusta concentrarse en una cosa o persona, son más pensativos, privados y reservados.
SENSITIVO (S), INTUITIVO (N)
La segunda dimensión describe las diferentes maneras en que la gente toma la información y como ve el mundo.
Los niños que prefieren la Sensación aprenden del mundo primordialmente a través de los sentidos, le prestan atención y recuerdan la información sensorial que toman de los hechos y detalles de sus experiencias. Pueden ser desconfiados de los eventos futuros de los que no tienen marcos de referencia de experiencias pasadas.
Usualmente tienen una memoria excelente para hechos y detalles y les gusta coleccionar cosas, ya que los objetos y posesiones tienen su significado. Les gusta conocer los detalles de las actividades y usualmente les gusta utilizar los juguetes y materiales en la forma en que se supone se deban usar. Les gusta seguir las reglas en los juegos y seguir las instrucciones paso a paso. Son realistas y prácticos.
Los niños que son intuitivos notan las cosas por sus significados, conexiones y posibilidades relacionadas con la información que adquieren a través del sexto sentido. Se interesan por cosas fuera de lo ordinario, les gusta la variedad y aprender cosas nuevas, pueden aburrirse de las rutinas. Tienden a pensar, hablar, trabajar y jugar en zancadas (no paso a paso como los sensitivos).
Tienden a ser imaginativos y creativos en el uso de materiales y la solución de problemas, y usualmente tienen muchas ideas, por lo que prefieren crear cosas sobre la marcha. Les gusta jugar a pretender que son ciertos personajes de historias o películas.
PENSATIVO (T), SENSIBLE (F)
Esta dimensión se refiere a la forma en que se toman decisiones. Los pensativos usan información objetiva para decidir, consideran las consecuencias lógicas de las acciones. Tienden a ser analíticos, sopesan los pros y contras para tomar la decisión que tenga más sentido. Valoran la honestidad y que las cosas se digan de frente; no tienden a ser muy empáticos por lo que pueden ser percibidos como crueles o egoístas. Tienden a confiar en sus propias opiniones y parecería que no les afecta la crítica. Les gusta ser competentes.
Los niños sensibles toman decisiones de una manera más personal, basadas en sus valores subjetivos, se deben sentir bien. Consideran como sus decisiones afectarían a otros y tratan siempre de mantener la armonía. Quieren saber que piensan los demás antes de expresar sus propias opiniones.
Los niños sensibles necesitan sentirse apreciados, en un ambiente amoroso y acogedor. Le dan mucho valor a la amabilidad, por lo que dicen las cosas con tacto y consideración. Tienden a ser naturalmente empáticos. Toman toda crítica de una manera personal. Valoran las relaciones y le gusta ser reconocido por su espíritu de cooperación.
JUZGADOR (J), PERCEPTIVO (P)
La cuarta dimensión se refiere a la manera en que se prefiere la organización de nuestras vidas, la estructura. El juzgador no necesariamente es crítico y «juzgue», sino que le gusta que las cosas ya estén decididas; le gusta hacer y tener un plan y seguirlo. Les gusta saber que esperar y que va a pasar, y prefieren que no haya muchos cambios. Prefieren vivir en un ambiente organizado y estructurado y les gusta participar activamente en la toma de decisiones. Son responsables y le gusta terminar sus proyectos.
Los perceptivos, no necesariamente «perciben», sino que se sienten cómodos en el proceso, sin que haya algo decidido, son más flexibles a los cambios y a hacer las cosas aun cuando no esté todo definido. Tienden a ser naturalmente más espontáneos y están cómodos aun con las cosas inesperadas. Dejan que los demás tomen las decisiones y le gusta dejar las cosas abiertas. Tienden a vivir más en el momento. Son adaptables e impulsivos.
LOS 16 TIPOS DE PERSONALIDAD
Para conocer la naturaleza de tu niño o niña debes decidir que es lo que mejor describe su personalidad en cada una de las cuatro dimensiones, y estimar su tipo completo juntando las iniciales dadas a cada uno y creando un código de cuatro letras:
Estos pueden ser: ENFJ, INFJ, ENFP, INFP, ENTJ, INTJ, ENTP, INTP, ESTJ, ISTJ, ESFJ, ISFJ, ESTP, ISTP, ESFP, ISFP.
No podría describir cada una de ellas en este espacio, mi intención es que como padres nos demos cuenta de que las personalidades de nuestros hijos pueden ser muy diferentes a la de nosotros, por lo tanto, no debemos presionarlos con nuestras expectativas.
Muchos de los conflictos que tenemos al tratar de criarlos y educarlos tienen poco que ver con lo que está pasando, y mucho que ver con la manera en que está pasando.
Al insistir en que ellos hagan las cosas a nuestra manera o como pensamos que es la «mejor» manera, destruimos sus inclinaciones naturales y el mensaje que les llega es que no son suficientes para merecer respeto y aceptación.
Así como el jardinero acepta las necesidades individuales de cada planta y provee las condiciones para que cada una crezca a su potencial, los padres necesitamos adaptarnos a las necesidades individuales de cada niño.
Una vez que entendamos quienes realmente son como personas y empecemos a aceptar y valorar las diferencias de cada niño, podremos cambiar nuestro estilo de paternidad para ser el mejor padre que necesite cada uno.
Todavía hay mucho que aprender, porque hay que tomar en cuenta también los temperamentos. Si quieres seguir aprendiendo de los estilos de personalidad en los niños, el mejor libro es:
Nurture by Nature: Understand Your Child’s Personality Type – And Become a Better Parent
Para aprender más:
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🙂
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