Hoy como todas las semanas visitamos nuestra biblioteca cercana, estuvimos un buen rato escogiendo libros y nos acercamos a la computadora para registrar el préstamo de los mismos (check-out), en el escritorio estaban unos marcadores de libros que me llamaron la atención ya que no los había visto antes: «I’m reading 1,000 books before kindergarten» (estoy leyendo 1,000 libros antes del kínder).
Algo en mí encendió una alarma, como dijera el chapulín colorado: «mis antenitas de vinil están detectando la presencia del enemigo», así que lo tomé y me di a la tarea de investigar de que se trata, entré a la página de internet: http://1000booksbeforekindergarten.org/
En pocas palabras es un programa para dar a conocer la importancia de que los padres les lean a sus hijos desde temprana edad. Guiarlos en el camino de desarrollar un hábito diario de lectura.
La página de internet dice:
«Es un programa que facilita a los padres ser el primer maestro de sus hijos».
«Lo más importante, al compartir libros con tus hijos promueves el amor a los libros y a la lectura para toda la vida».
«El concepto es simple, la recompensa no tiene precio».
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La idea es buena no se puede negar, y sí, es importante, por el tiempo para compartir y conectar con nuestros hijos, por la cercanía que se crea y, por qué no, desarrollar el hábito de la lectura por placer.
Hasta ahí todo bien.
Lo malo (en mi humilde opinión), está en todo lo demás, en el programa en sí.
MI CRÍTICA AL PROGRAMA 1,000 LIBROS ANTES DEL KINDER
Varias cosas me pusieron a la defensiva, no solo la idea de ponerle una cantidad exacta de libros, mil; o la idea de presentarlo a los padres como un «reto»; pero las explicaciones que dan para motivar a los padres a que lo lleven a cabo:
«Investigaciones muestran que la predicción más confiable del éxito en la escuela es ser leído en casa durante la primera infancia».
«Leer a los niños desde temprana edad puede ayudar a cerrar la brecha del vocabulario y preparar a los niños a entrar al kínder con las habilidades que necesitan para el éxito».
«El objetivo final es asegurar que los estudiantes jóvenes estén por encima de su nivel de lectura al momento de entrar al kínder». Si leyeron bien, tomado del inglés que dice: «The ultimate goal is to ensure that young students are at above reading level by the time they enter kindergarten».
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¿En serio?
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No sé si alguien me esté siguiendo el hilo de mi pensamiento, pero siento que en lugar de ir para adelante, vamos para atrás.
¡Fantástico! ahora se propone que los niños no solo entren leyendo al kínder, pero que lo hagan «¡¿por arriba de su nivel?!»…
Que tiempos aquellos cuando se les enseñaba a leer a los niños en primero de primaria…
En una cultura donde a los niños se les exige éxito desde pequeños, donde ya no pueden ser niños y disfrutar de su niñez de manera sencilla, en juego libre, con su imaginación; sino que se les estructura cada hora del día, se les presiona para «competir y tener éxito», dar resultados. ¿A dónde vamos a parar? (¡y no es canción!).
¿Quién va a poner un alto y a defender la inocencia de los niños de estos adultos controladores?
Alientan el miedo y la ansiedad en los padres de que sus hijos no van a ser suficientes, y no van a estar listos para competir ¡EN EL KÍNDER!, y si no son competitivos en el kínder, no lo serán en su carrera académica… El punto está en presionarlos para el éxito, porque Dios nos libre, que el niño no sea «exitoso»… (no podríamos estar orgullosos de él y presumirlo ante nuestras amistades).
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Por si esto no fuera poco, en otra parte de la página de internet dice lo siguiente:
«Cuando tu niño logre alguna meta, dale una pequeña recompensa (stickers, mochilas, libros)».
!Claro! con la mentalidad de que ya no se lee por el placer de leer, convivir y conectar con tus hijos, entonces se convierte en trabajo, para el padre y para el niño.
Por lo tanto, se le enseña al niño que la lectura es algo que se hace NO por placer o por motivación interna, sino por… stickers (adhesivos).
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Continuo con otra frase de la página de internet:
«La American Academy of Pediatrics urge a los padres a que lean a sus hijos a diario».
Y muchos pensaran ¿qué tiene de malo esto?, no en si, no tiene nada de malo.
Pero siendo Estados Unidos un país capitalista al 2000 %, donde siempre hay alguien que se beneficia económicamente hasta de las acciones más altruistas… hay que seguir el dinero («follow the money and see where it goes»).
Cuando empiezan a intervenir asociaciones que parte de su financiamiento lo reciben de corporaciones… ¡ay, ay, ay!… mi mente desconfiada y llena de «teorías de conspiración» me lleva a preguntar ¿cuál es la agenda oculta?…
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Por otro lado, algo más en que pensar:
Para que los padres lleven a cabo el programa solo tienen que anotar los libros que sus hijos leen en una simple lista, y cuando se completa, de la misma página de internet se puede imprimir gratis el diploma de terminación, PERO se promueve la compra de un pequeño diario de lectura con actividades extras, como aprender colores, formas, el alfabeto, los números, animales, días y meses, etc. (60 páginas).
En la página está el enlace a Amazon para su compra, ¿cuánto cuesta? ¡$13.95 dólares!!!; y ¿quién es el autor? Charlie H. Luh. ¿Y quién es ese? Nada más y nada menos que un socio fundador de Luh & Associates, empresa fundadora y patrocinadora del programa 1,000 libros antes del kínder…
¿Son buenas sus intenciones? ¿ese dinero es para el patrocinio mismo del programa? ¿estrategia publicitaria? No lo sé.
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¿Qué me deja todo esto?… es una gran idea que se fue al extremo.
¿Se necesitan programas para concientizar a los padres de leer con sus hijos? Si, por supuesto. (Hasta creo que deberían existir más).
¿Se debe de hacer de ello una competencia? ¡No, por favor!
Que bueno que existen programas que fomenten la lectura, mira que acá en México se necesitan este tipo de programas, muchas familias se beneficiarían, pero porqué alimentar la ansiedad de los padres, porqué señalar «el éxito» como objetivo.
¿Realmente la gente necesita «el temor» y los «incentivos» para hacer las cosas?
Leamos a nuestros hijos, creemos momentos de cercanía por el simple beneficio de mostrar el placer que puede dar la lectura, hagámoslo con el corazón, no con planes egoístas.
¿Qué piensas sobre este tipo de programas?
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(Mi mente se fue hacia el libro Un Mundo Feliz, de Aldous Huxley, al momento de las grabaciones repetitivas para los infantes en sus incubadoras… ¿lo han leído? ¡Bueno, ahora yo me estoy yendo al extremo!)
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🙂
Ana says
El colmo fue la última imagen! Me encantó que te fuiste siguiendo la pista para ayudarnos a reflexionar sobre este tipo de recomendaciones.
Muy de acuerdo en todo. Gracias por escribir esto y ayudarnos a confiar a quienes tenemos hijos pequeños.
Alejandra says
Gracias!!! Hay que tener siempre las antenitas de vinil bien alertas! 🙂
Zafiro Cáceres says
Me reí mucho por la manera en que me identifiqué y aprendí de este post. Gracias Alex. También tenemos nuestras antenas bien activas!