John Taylor Gatto, maestro por 30 años, fue nombrado maestro del año por la ciudad de Nueva York en los años 1989, 1990 y 1991 y nombrado maestro del año por el estado de Nueva York en 1991. Fue en este año que renunció y desde entonces ha escrito libros criticando la escolarización moderna, la historia de la escolarización obligatoria y sus consecuencias.
Ahora se dedica a hablar y apoyar la educación fuera del sistema escolar, especialmente el aprendizaje en libertad, autodirigido.
En este artículo trataré de resumir y traducir el discurso dado al ser nombrado maestro del año por el estado de Nueva York, en 1991. Discurso incluido en su libro Dumbing Us Down, donde escribe del currículo escondido en la escolarización obligatoria:
LAS SIETE LECCIONES DEL MAESTRO DE ESCUELA
Hace 26 años, no teniendo algo mejor que hacer con mi vida, intenté la enseñanza en la escuela. La licencia que tengo certifica que soy instructor del idioma inglés y de literatura, pero eso no es lo que hago. No enseño inglés, enseño escuela–y gano premios haciendo esto.
Enseñanza significa diferentes cosas en diferentes lugares, pero siete lecciones son enseñadas universalmente. Estas son las cosas que enseño, me pagan por enseñar estas cosas:
CONFUSIÓN
La primera lección que enseño es confusión. Todo lo que enseño está fuera de contexto. Enseño la no-relación de todo. Enseño desconexión.
Enseño demasiado: la órbita de los planetas, la ley de los números grandes, esclavitud, adjetivos, dibujo arquitectónico, danza, gimnasio, canto coral, asambleas, invitados sorpresa, simulacros de incendios, lenguajes computacionales, noches de padres, días de desarrollo personal, guías con extraños que mis estudiantes posiblemente no vuelvan a ver, exámenes estandarizados, segregación por edades, diferente a como se ve en el mundo exterior.
Aún en las mejores escuelas un análisis de cerca al currículo y su secuencia resulta en falta de coherencia, lleno de contradicciones internas. La lógica de la mente escolarizada es que es mejor terminar la escuela con un paquete de jerga superficial que con un entusiasmo genuino. Las secuencias escolares están locas, no hay una razón particular para ninguna de ellas.
Enseño la no-relación de todo, una infinita fragmentación; lo que hago está más relacionado a una programación en televisión que a hacer un esquema de orden.
Te enseño como aceptar la confusión como destino. Esa es la primera lección que enseño.
POSICIÓN DE CLASE
La segunda posición que enseño es posición de clase. Enseño que los estudiantes deben quedarse en la clase a la que pertenecen. Los niños son enumerados para que si alguno quiere cambiar pueda ser regresado a la clase adecuada. Dar números a los niños es una empresa grande y muy rentable.
Mi trabajo es hacer que les guste estar encerrados con niños que tengan los mismos números. Si hago bien mi trabajo mis alumnos no pueden ni imaginarse en otro lugar, porque les he enseñado como envidiar y temer las mejores clases y como tener desprecio por las clases tontas. Esa es la lección principal en cualquier competencia manipulada como es la escuela. Llegas a saber tu lugar.
Insinúo frecuentemente que llegará el día que un patrón los contratará basado en sus calificaciones, aun cuando mi experiencia me dice que los patrones son indiferentes a tales cosas. He comprendido que la verdad y enseñar en la escuela son, en el fondo, incompatibles.
INDIFERENCIA
La tercera lección que enseño es indiferencia. Enseño a los niños a que no se interesen mucho acerca de algo, aun cuando quieren aparentar que sí. Lo hago de una manera muy sutil. Lo hago demandando que se concentren muy bien en mis lecciones, moviéndose en sus asientos con anticipación, compitiendo vigorosamente uno contra otro a mi favor. Pero cuando la campana suena dejan lo que sea que estén haciendo para proceder rápidamente a la próxima estación de trabajo. Deben encenderse y apagarse como un interruptor de luz. Nada importante se termina en mi clase o en ninguna otra clase que conozca.
La lección de la campana es que ningún trabajo vale la pena para ser terminado, entonces ¿para qué interesarse realmente por algo? Años con la campana condicionará a todos excepto a los fuertes a un mundo que no ofrece trabajo importante que hacer. La campana destruye pasado y futuro. La campana trasmite indiferencia a cada trabajo.
DEPENDENCIA EMOCIONAL
La cuarta lección que enseño es dependencia emocional. Con estrellas y marcas rojas, sonrisas y gestos, premios, honores y tristeza, enseño a los niños a rendir su voluntad a la cadena de mando predestinada. Los derechos deben entregarse sin reclamo a una autoridad, porque los derechos no existen dentro de las escuelas–ni siquiera el de libertad de expresión– a menos que la autoridad de la escuela lo permita.
DEPENDENCIA INTELECTUAL
La quinta lección que enseño es dependencia intelectual. Los buenos estudiantes esperan a que el maestro les diga qué hacer. Es la lección más importante, que debemos esperar por otra gente, para que nos entrene mejor, para que le de sentido a nuestras vidas.
El experto toma todas las decisiones importantes; solo yo, el maestro puede determinar lo que mis niños van a estudiar, mejor dicho, solo las personas que me pagan pueden tomar esas decisiones, las cuales yo hago cumplir. Ese poder para controlar lo que los niños van a pensar me deja separar a los estudiantes exitosos de los fracasados muy fácilmente.
Los niños exitosos piensan lo que les asigno con muy poca resistencia y una muestra de entusiasmo decente. La curiosidad no tiene un lugar importante en mi trabajo, solo la sumisión.
Los niños malos pelean esto. Afortunadamente existen procedimientos comprobados para quebrar la voluntad de aquellos que se resisten.
La gente buena espera al experto que les diga qué hacer. No es una exageración decir que nuestra economía depende de que esta lección sea aprendida.
Hemos construido un estilo de vida que depende de que las personas hagan lo que se les dice que hagan porque no saben cómo decirse a sí mismos que hacer. Es una de las lecciones más grandes que enseño.
AUTOESTIMA TEMPORAL
La sexta lección que enseño es la autoestima temporal. Enseño que el autorespeto del niño debe depender de la opinión experta. Mis niños son evaluados y juzgados constantemente.
La lección de las boletas, las calificaciones y los exámenes, es que los niños no deben confiar en sí mismos o en sus padres sino que deben confiar en la evaluación de oficiales certificados. La gente necesita que le digan lo que valen.
UNO NO SE PUEDE ESCONDER
La séptima lección que enseño es que uno no puede esconderse. Enseño a los estudiantes que siempre están siendo observados, que cada uno esta bajo vigilancia constante por mí y mis colegas. No hay espacios privados para los niños, no hay tiempo de privacidad.
Asigno un tipo de escolarización extendida llamada «tareas», para que la vigilancia viaje a los hogares, donde los estudiantes podrían utilizar su tiempo libre en aprender algo que no está autorizado, por medio de la exploración, o siendo aprendiz de alguien muy sabio en el barrio. Deslealtad a la idea de la escolarización es un mal siempre listo para encontrar manos ociosas.
El significado de la vigilancia constante y la negación de la privacidad es que no se puede confiar en nadie, que la privacidad no es legítima.
….
Mira otra vez las siete lecciones de la enseñanza en la escuela, estas lecciones son formación principal para clases bajas permanentes, se priva a la gente de encontrar el centro de su propia genialidad. Y al pasar el tiempo esta formación se ha vuelto flexible de su lógica original: regular a los pobres. Desde el crecimiento de la burocracia escolar y el crecimiento de las industrias que se benefician de la escolarización tal como es, se ha engrandecido de tal manera que ahora se apodera de la clase media.
Con las lecciones como las que enseño día a día no debería ser sorpresa la crisis nacional que tenemos. Los jóvenes son indiferentes al mundo adulto y al futuro. Ricos y pobres, los niños en las escuelas que enfrentan el siglo XXI no pueden concentrarse en algo por mucho tiempo; tienen poco sentido del pasado y el futuro. Odian la soledad, son crueles, materialistas, dependientes, pasivos, violentos, tímidos al enfrentar cosas inesperadas, adictos a la distracción.
La escuela a través de su currículo escondido previene el desarrollo efectivo de la personalidad.
Es tiempo de que enfrentemos el hecho de que la enseñanza institucional es destructiva a los niños. Nadie sobrevive al currículo de estas lecciones completamente ileso, ni siquiera los instructores.
El método es profundamente antieducacional. Ninguna reforma lo puede arreglar. Tienen que entender que el negocio en el que estoy es una proyecto de empleos y una agencia para dar contratos.
No sean tontos al pensar que un buen currículo o buen equipo o buenos maestros son los determinantes críticos de la educación de sus hijos. Todas las patologías que hemos considerado vienen en gran medida porque las escuelas previenen a los niños de mantener citas importantes con ellos mismos y sus familias para aprender lecciones de automotivación, perseverancia, independencia, coraje, dignidad y amor– y lecciones en el servicio a otros, las cuales son lecciones importantes de la vida familiar y comunitaria.
El futuro se apresura en insiste en que aprendamos la sabiduría de la experiencia no material; un futuro que demandará como precio de sobrevivencia que sigamos un camino más natural y económico. Estas lecciones no se pueden aprender en las escuelas como son ahora. La escuela es una sentencia de 12 años de cárcel donde los malos hábitos son el único currículo que se aprende realmente.
Enseño escuela y gano premios haciendo esto.
***
***
Palabras fuertes pero necesarias para los padres y maestros que quieren comprender porqué los niños fallan en la escuela. No es que el niño falle sino que la escuela está creada precisamente para eso.
Si tienes la oportunidad te recomiendo leer todo el libro, ya que incluye el discurso dado al recibir el nombramiento del maestro del año por la ciudad de Nueva York en 1990, titulado «La Escuela Psicopática», además de otro capítulo muy interesante «Necesitamos menos escuela, no más». Todo el libro nos abre los ojos a el lado cuestionable de las escuelas.
Si tú crees que no hay nada de malo en las escuelas, que tus hijos están en una buena escuela, que los maestros enseñan cosas importantes en clase, que es bueno que los niños tengan tantas tareas escolares, que el tener un certificado escolar te garantiza un mejor futuro, si regañas a tus hijos por no tener buenas calificaciones escolares, si lo crees «burro» por no seguir el plan escolar como se debe… y por otro lado, si crees lo que dicen los noticieros, si estas al pendiente de la nueva moda, si te interesa más lo que pasa con las celebridades, las novelas o el futbol que nutrir tu intelecto o pensar con libertad, si vives esperando que algún «experto» te diga que hacer con tu salud, tu dinero, tus hijos y tu vida, si crees que así es el sistema y que siempre ha sido así, si crees que todo esto que acabas de leer son tonterías, solo hay una cosa que puedo decir, has aprendido las lecciones eficientemente. Haz sido escolarizado efectivamente.
Para los padres que quieren seguir aprendiendo de este tema y desean proveer una verdadera educación a sus hijos, recomiendo los otros libros de John Taylor Gatto y por supuesto, los Libros de John Holt.
.
Aquí un poquito más:
El enlace a la página oficial John Taylor Gatto
.
QUIZÁ TAMBIÉN TE INTERESE;
¿En realidad necesitamos ir a la escuela?
Las escuelas matan la creatividad.
Necesitamos una revolución en la educación
🙂
Leave a Reply