Vida Escolar, ¡no sé cómo lo hacen!

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Tengo cinco años como mamá homeschooler, vivimos fuera de la locura de todo lo que pasa alrededor del sistema y la vida escolar, eso significa disfrutar muchas cosas a nuestro propio horario, con la libertad de planear paseos, comidas, salidas y vacaciones a nuestra conveniencia, una gran ventaja del homeschool es precisamente el tiempo. Esta semana tuve una probadita de lo que viven las familias que llevan a sus hijos a la escuela.

Solo una semana… es jueves y ya estoy tirando la toalla. Les cuento.

Mi hija mayor está asistiendo a un campamento de verano; no es la primera vez que asiste, ha tenido diferentes campamentos en estos tres últimos años, pero ahora se le junto con sus clases de gimnasia por las tardes (dos días, dos horas cada día). Y empieza la carrera…

Lunes, levantarse a las 7 de la mañana, para salir de casa a las 7:30, salir al tráfico de las mañanas con el temor y la prisa de no llegar tarde, dejarla en el lugar, regresar con mi otra hija, desayunar, aprovechar para realizar algunas actividades con ella y hacer algunos deberes, regresar por la mayor al campamento (3:30pm), comer todos juntos, ir a la biblioteca, descansar solo un poco para ir a llevarla a la clase de gimnasia (5:30pm), dos horas, regresar por ella (7:30pm), y tomar el camino a casa.

Llegar a casa (7:50pm), y preparar las cosas para el día siguiente, planchar ropa, cenar, hacer lonche, algunos deberes domésticos y prepararse para dormir (9:30pm).

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Martes, Levantarse 7:00am y realizar todo el numerito otra vez. Este día no hay gimnasia así que nos vamos directo a casa, a comer, bañarse, descansar y preparar todo para el siguiente día.

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Miércoles, Otra vez para arriba, pero esta vez las niñas se tardan un poco más en despabilarse, y como que hacen las cosas un poco más lento, lavarse los dientes y arreglarse ya no es tan rápido, salimos tarde… y a rezar para que los semáforos toquen verdes y no haya tráfico. Llegamos a tiempo, pero por poco, ¡uf! Mi niña menor me pregunta que cuando nos vamos a quedar en casa, y yo le contesto suspirando: «¡dos días más!».

Hoy toca gimnasia otra vez, así que a comer y descansar, pero entre traslados y comida BB descansa realmente solo 40 minutos…  7:30pm sale y nos dirigimos a casa, pero ¡oh, oh! nos toca un tráfico espantoso. Llegamos a casa ¡8:45pm!… ¡plop!

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Y a planchar, medio cenar, preparar las cosas para el siguiente día y a dormir… 10:00pm.

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Jueves, me arrastro fuera de la cama para preparar un café, y a despertar a las niñas, ninguna de las dos tiene ganas de levantarse, pero ni modo, a seguir con el horario… ¡Vámonos…! Me pregunto si el buen humor se quedó en la cama… ¿lo olvidamos, lo perdimos?

Cansadas, calladas, llegamos a nuestro destino.

Jueves mediodía, aprovechando algo de tiempo y porque ya no podemos más, mi niña menor y yo nos tomamos una siesta. Cargamos pilas.

Y a seguir, 3:30pm salida de BB. Ahora estamos descansando y yo reflexionando… y comprendo porque todos esperan ansiosos el viernes.

REFLEXIONANDO SOBRE LA RUTINA DE LA VIDA ESCOLAR

Lo hicimos por una semana, pero hay familias que lo hacen por 200 días del año. Levantarse temprano, preparar lonches, salir al trafico, regresar, hacer deberes domésticos o ir a trabajar, regresar por los niños a la escuela, llegar, comer, medio descansar, hacer tareas o ir a alguna actividad extra (deporte o clases), cenar, preparar todo para el día siguiente, etc., etc., etc.

Con dos, tres y hasta cuatro hijos, a veces en escuelas y grados diferentes, en rutas diferentes y con horarios diferentes.

Ahora súmenle lidiar con maestros, festivales, juntas, otros padres, cooperaciones, más deberes y tareas para padres, porque muchas de las tareas escolares sinceramente no son para niños, es decir, no las pueden realizar ellos solos…

Quiero decir humildemente que los admiro, ¡no sé cómo lo hacen!

Sé que piensan que es por el bien de sus hijos, por su educación, pero alguien se ha detenido a reflexionar a qué costo…

No me lo pueden negar, hacer esto casi todo el año, llueve o truene, debe de tener una cuota en la convivencia familiar y en la salud.

Madre cansada, estresada y seguramente enferma de algo (corazón, presión alta, gastritis, dolor de espalda, dolor de cabeza, mala circulación, etc.), pero que no se puede dar el lujo de parar.

Niños cansados y agobiados por la presión de «mostrar buenos resultados» (calificaciones), y presionados por el ambiente escolar de «ser cool» y ser aceptado, hacer o querer algo porque todos los demás lo hacen; sin motivaciones internas, que lo único que quieren es conectarse a algún aparato para desconectarse del mundo,

Casi no se ve al padre, y muchos dirán más vale «tiempo de calidad», y estoy de acuerdo, pero seamos realistas, los señores llegan cansados y la mayoría también quiere descansar y desconectarse (películas, futbol, o un hobby).

Lo único que queda es el fin de semana, y a veces esos días se toman para ir a hacer las compras, o realizar más labores domésticas o más tareas.

Quizá ya se resignaron y aceptaron su vida así, ya lo han hecho tanto que están acostumbrados, «programados con el reloj»; o quizá sea yo, que llevo 20 años viviendo sin los horarios «normales» (a excepción de un año, cuando mi niña fue a la escuela) y lo veo desde fuera… con otros ojos, que lo encuentro todo en «multitud», ¿de dónde sale tanta gente?, ¿por qué todos al mismo tiempo?, ¿por qué la carrera?, ¿vale la pena?

Padres, no está en mí ni en nadie decir cómo deben educar a sus hijos, cada quien escoge el camino que crea más conveniente, apropiado o adecuado, pero si quisiera invitarlos a reflexionar y poner en una balanza estas rutinas «mortales» con respecto a su relación familiar, su salud y felicidad y la de sus niños.

Es jueves y ya estoy tirando la toalla… quisiera decir que no lo vuelvo a hacer, pero mi BB tiene otro campamento programado en unas semanas y seguramente querrá otros el siguiente año. Una cosa es segura, esta vez, no gimnasia…

No es por presumir, pero… ser padre homeschooler ¡es una maravilla!

O ustedes,  ¿que opinan?

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🙂